Patri Aldama acudió a Asasam a raíz de la enfermedad mental de su hija. Reconoce que desde el principio “la acogida fue buena”, aunque se le hizo complicado porque “estas asociaciones están estigmatizadas y para un familiar es muy duro acercarse a ellas”.

En innumerables ocasiones manifiesta haber “buscado al culpable y las causas” del estado de su hija, pero el tiempo le ha servido para darse cuenta de que “a muchas personas le ocurren estas cosas u otras peores”. Por ello, considera fundamental “sacar el problema a la calle" y apoyarse en las asociaciones. 

“Es necesario buscar algún tipo de ayuda. En Asasam, por ejemplo, te explican qué se puede hacer y cómo. No se consigue todo en un mes o un año, pero por lo menos conoces el camino a seguir”. Además, Patri añade que la asociación contribuye a mejorar las relaciones sociales de las personas con enfermedad mental. “Por desgracia, muchas personas se quedan solas a causa de la enfermedad mental y, por lo menos, en la asociación se sienten arropadas. Se dan cuenta de sus similitudes y las relaciones entre ellos/as son muy buenas”.