“Tengo mis baches de vez en cuando, pero me siento bien. Antes me daba miedo salir y estar con gente desconocida; y ahora estoy mucho más integrada en la sociedad, un poco más abierta”. Estíbaliz Camino entró en Asasam, aconsejada por sus familiares, a causa de la ansiedad y el nerviosismo que sufría.

El principio fue para ella “un poco traumático”, porque ya habían tenido en casa más casos de enfermedad mental en su familia. No obstante, con el tiempo se ha adaptado a la asociación y afirma que se siente mejor.

Asasam le ha aportado a Estíbaliz “confianza” y le ha ayudado a aceptar que es una persona “igual al resto”. La enfermedad mental “no es algo antinatural, puede afectarle a cualquiera. “Las personas sufrimos cambios y hay que aceptarlos”, asegura. 

En más de una ocasión, Estíbaliz ha intentado estudiar, pero ahora, por la edad, se ve más enfocada a desempeñar un trabajo para el que se sienta capacitada. Se inclina especialmente por la cocina, una afición de la que disfruta a diario.