Consiste en un conjunto de prestaciones orientadas a prestar apoyo psicoeducativo y psicosocial, tanto a personas con enfermedad mental (con necesidades de inclusión social) como a sus familias, al objeto de ayudarles a sustituir hábitos, comportamientos y actitudes inadecuadas por otros más adaptados, favoreciendo así una convivencia favorable, previniendo recaídas y favoreciendo su inclusión social. Todo ello mediante la intervención en el entorno cotidiano de la persona afectada y su familia.

La tarea psicoeducativa promueve que el problema sea afrontado, que la situación sea aceptada (y por ende asumida), y que la persona pueda posicionarse críticamente frente al problema para comenzar a pensar en un nuevo proyecto vital.

Trabajando sobre las creencias, conocimientos y competencias de la persona con enfermedad mental y de la familia se favorece la recuperación, normalización e integración.