Asasam reclama más espacio en Llodio para atender a personas con enfermedad y familiares
Marta Peciña
«Necesitamos sitio. Hace tiempo que el local en el que estamos no reúne las condiciones para ser un centro de día». Con estas palabras María Ángeles Arbaizagoitia, la presidenta de Asasam, la asociación que reúne a las personas que padecen algún tipo de enfermedad mental y sus familiares, reclama a las instituciones un espacio más adecuado para atender a cerca de sesenta personas entre usuarios y miembros de su entorno. Precisarían «unos 500 metros cuadrados» porque lo ideal para la asociación sería aunar en un mismo espacio los dos locales que tienen en la actualidad en la calle Tres Cruces y en el polígono Arza. Ese proyecto les permitiría unir el apartado psicosocial, en el que se desarrollan talleres y habilidades sociales, y el sociolaboral, donde los usuarios trabajan a lo largo de su jornada laboral.
El local de Tres Cruces (de 170 metros) está congestionado y obliga a que en ocasiones hasta 25 personas tengan que convivir con el departamento administrativo de la asociación. En el polígono de Arza cuentan con otros 120 metros cuadrados, de los que 80 están dedicados al taller y los 40 restantes se destinan a una sala para atender las necesidades de los usuarios y sus familias.
«Hemos mirado locales, pero en Llodio apenas hay con las características que necesitamos», recuerda Arbaizagoitia. La peregrinación para obtener un nuevo espacio les llevó hasta el antiguo colegio Gregorio Marañón, en el barrio de Ugarte, un edificio que tendrían que compartir con el instituto, que imparte allí varios ciclos formativos. «Era necesario hacer muchas reformas y está muy a desmano, con muchas cuestas que suponen una dificultad para los usuarios sobre todo aquellos de más edad».
El ofrecimiento de la Diputación para que buscaran un espacio adecuado que no necesitase reformas importantes no ha salido adelante ante la falta de locales idóneos para albergar el proyecto que atiende a toda la comarca de Ayala y que sirve de apoyo al centro de salud mental de Llodio.
Otra de las alternativas barajadas en el proceso de búsqueda fue la lonja de Landaluze 27, que durante años ha estado aparcada tras redactar un proyecto que lo destinaba a centro social del barrio. La paralización llegó ante la falta de acuerdo respecto a la gestión del espacio. «También en este caso había que hacer una rehabilitación integral», comenta Arbaizagoitia. Otra opción sería el propio parque de Lamuza, que cuenta con espacios que se van a recuperar gracias a la inversión prevista por la Diputación de Álava, que aún se encuentra en estado embrionario.
La diversidad de programas que tiene en marcha Asasam hace que las necesidades de espacio vayan en aumento. En el centro psicosocial se contabiliza hasta medio centenar de personas participando en un amplio abanico de actividades. «A veces les llevamos la administración del dinero», explica Arbaizagoitia. En el mismo espacio, se programan terapias, se gestiona la atención domiciliaria que permite que varias de estas personas puedan llevar una vida completamente autónoma en pisos en los que conviven de una a tres personas.
Fuente: El Correo